Anna Starobinets. Ícaro, Siti y la metamorfosis.

Ese coctel es el que nos provoca. Es, esa mezcla, la que logra que leerla sea como degustar una bebida inteligente, exótica, ácida y divertida. Una bebida que se elabora entre algunos de sus coetaneos como Glukhousky o Rubanov. Mundos paralelos, cuerpos de quita y pon, sátira mordaz disfrazada en las fauces de la gran urbe moscovita.