El cuarto de atrás de C. y la escritura

El cuarto de atrás de C. y la escritura.

La creación literaria siempre nos inquieta. ¿Cómo creamos? Escribir una novela se asemeja mucho al arte de la minería, cavamos la tierra sin tener ninguna certeza de lo que podemos encontrar, pero preparados para cualquier cosa. Construimos pasadizos, galerías, colocamos los andamios para que no morir bajo los escombros del derrumbe; a veces salimos a respirar, otras descansamos en la oscuridad y, día a día, vamos cavando más y más profundo. Una tarde lo encontramos, es en ese momento cuando nos aferramos a esa fuerza, a ese Aleph que contiene nuestra novela y, poco a poco vamos tapando sutilmente las cavidades, ocultando las entradas, disimulando las galerías y cubriendo la entrada a la mina. Entonces esperamos a que el lector entre de nuevo y encuentre. Quizá, mientras los lectores entran y buscan, nosotros buscamos nuevas minas.

El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaite es eso, explorar la propia creación, marcar la senda de la construcción del manuscrito. Las hojas se van escribiendo mientras nosotros abandonamos la realidad y nos dejamos mecer por la memoria, regresando a esa mirada que observa el mundo que tuvimos y que se transforma con nosotros. Nos hablamos e interpelamos, nos acusamos de cobardía o nos aplaudimos, nos animamos y vamos caminando entre rocas y arena. El cuarto de atrás es ese espacio de libertad, único, en el que solo vivimos para crear, al que volvemos una y otra vez, porque la puerta siempre está entreabierta. ¿Cómo se empieza a escribir una novela? Unos garabatos aquí y allá, cuatro recuerdos, dos imágenes, una conversación, un puñado de destellos, dos frases…Y, sin darnos cuenta, caemos en un sueño profundo del que despertamos cuando los personajes quieren. La realidad llama a la puerta y entonces somos conscientes de ese sueño.

Los inicios nos sitúan en un tiempo quizá impreciso, en un espacio del cual podamos salir y nos empujan a una acción, algo que desencadena cualquier otra cosa…Un hombre vestido de negro, una conversación, un espejo, dudas, respuestas a medias e imprecisión. No hay nombres hay sombras, quizá movimiento, nada a nacido todavía, pero algo se mueve. Enseguida, introducimos algo de tensión, un tira y afloja, una fuerza que va y viene, un diálogo quizá, algo fluido, natural, fresco que nos muestra y no dice. Un poco más allá, la ocultación, más indicios, una carta y, digresiones hiladas y oportunas. Cuando menos lo esperamos, se abre una subtrama al otro lado del teléfono, es arriesgada, sí, pero nos funciona porque hemos construido ese pasadizo necesario por el que varias galerías se unen. Crecen los personajes, y se vuelven fuertes, robustos, poderosos…Eso nos asusta, pero al mismo tiempo la velocidad aumenta, el ritmo es otro…Dos escenas, un cambio de equilibrio y el encuentro, una revelación final. Despertamos y… ¡Ahí está! La novela se ha escrito sola en nuestro cuarto de atrás. ¿Qué hemos escrito? Será el lector el que lo descubra, nosotros nos hemos quedado exhaustos, no sabemos en qué momento comenzó todo.

Querría hablarle al hombre de negro del vehículo narrativo que suponen los muebles, regalarle todas las imágenes que, en este rato, se me han aparecido entre el aparador y el espejo.

Una novela deliciosa que nos lleva de la mano de la escritura, la memoria y la historia. Un sueño tan real como la propia vida. La autora lo logra con un lenguaje limpio, transparente, desprovisto de artificios pesados e incómodos. Desprovisto de arrogancia, de lecciones vitales, pero cargado de verdades vestidas de ficción. Dentro del cuarto de Carmen, encontramos la inquietud Woolfiana y Kafkiana, la casa inquietante, los objetos que se transforman…En fin, un libro para jóvenes, adultos y, sobre todo, para los amantes incondicionales del arte de escribir novelas. Una lástima que algunas editoriales se empeñen en explicarnos a los lectores lo que vamos a leer. Como si lo necesitáramos. Los prólogos aleccionadores evitan siempre que los lectores se entreguen a lo desconocido, algo que, sin duda, es uno de los placeres de la lectura: no saber qué hay en El cuarto de atrás de C.

 

Siruela ediciones


Eva Losada Casanova. Escritora. Profesora en los talleres de novela y  narrativa de La plaza de Poe. Imparte cursos de escritura en el sector público, en la Red de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid, ciudad donde  coordina las CATAS LITERARIAS y varios Clubs de Lectura, entre ellos el Club virtual en Bibliotecas públicas: Brújula literaria.

Es autora de las novelas: En el lado sombrío del jardín (Funambulista, 2014) 4ª finalista Premio Planeta y finalista Premio círculo de lectores 2010; El sol de las contradicciones (Alianza, 2017) XVIII Premio Unicaja de novela Fernando Quiñones y  Moriré antes que las flores (Funambulista, 2021), El último cuento triste (Huso, 2022). Escribe en varios medios culturales, colabora y es columnista en el Periódico de Hortaleza desde 2016.

Eva Losada Casanova

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