Antes de decidiirte por la autopublicación de tu manuscrito, piénsatelo dos veces. No dejes que las prisas y la vanidad confundan el camino.

TALLERES, charlas, eventos, CATAS literarias y certámenes. Fomentamos la escritura.
Antes de decidiirte por la autopublicación de tu manuscrito, piénsatelo dos veces. No dejes que las prisas y la vanidad confundan el camino.
El corazón de esta historia es la desobediencia y la libertad, pero no desde la violencia sino desde la calma, desde la seguridad del que no impone. Y aquí radica el encanto. No habla del bien o del mal, ni de quién ostenta o no la razón, sino que habla de la capacidad que cada uno tiene de elegir su propio destino.
Decía Faulkner que «el artista debe ser despiadado». En esta excelente novela, él, lo es. Nos adentramos en este libro como en El ruido y la furia, o como en cualquier otro texto del autor: a ciegas.
La novela «Anna Karénina» recrea con sumo detalle cada gesto y cada mirada, las manos de sus protagonistas, como alas de mariposa, recorren el espacio de entendimiento y desencuentro entre los personajes. Y ahí está el lector para preguntarse sobre sus propias decisiones y enfrentarlas a las de los personajes.
Autorretrato con radiador es un duelo, es una canción que atraviesa los días del año, es una bella ofrenda a la muerte.
Los personajes que forman la historia no son lo que parecen, los ángeles son, en realidad, demonios, todos persiguen algo, pocos lo consiguen. La razón contra las supersticiones, la otra belleza, la naturaleza frente a lo divino, la caridad frente a la bondad, los sueños que se desvanecen ante un destino que se impone.
Hay novelas que suenan, que todo en ellas se mueve y a veces sientes que tú te mueves con ellas. No hablo de novelas de aventuras sino de novelas que logran arrancar al lenguaje mucho más de lo que aparentemente puede ofrecer. Es el caso de la novela El Maestro y Margarita del escritor ruso Mijail Bulgákov.
Y es así como el conocimiento socrático intenta arrojar un poco de luz a la locura a través de la exposición de esos sentimientos. La locura está en el cerebro ¡Qué grande era Sócrates!
Tengo la librería repleta de autoras y yo sin saberlo.
Nuestras creencias, educación y orígenes acompañan los pequeños discursos informales que conforman un microclima de reflexión y divertimiento casi único. Aderezamos esas pocas certezas con un estupendo vino que nos ayuda a interpretar los universos en los que nos adentramos con toda la inseguridad que, creernos aprendices, nos acompaña.
Mishima crece de espaldas al mundo, pero frente a lo que desea, y es ese deseo prohibido lo que le hace sufrir lentamente. Según sus palabras, es ese sufrimiento lento, el único sufrimiento posible.
Una revisión de los premios literarios y nosotras, las mujeres que escribimos. ¿Qué ha sucedido en los últimos 100 años? ¿Está cambiando la tendencia?