Hace unos días, Elena Pérez Hoyos, una arquitecta bilbaina y poeta aficionada, seguidora del blog, nos escribe para contarnos una historia poco más que sorprendente que hemos decidido transcribir tal cual nos ha llegado.

TALLERES, charlas, eventos, CATAS de libros y certámenes. Fomentamos la escritura.
Hace unos días, Elena Pérez Hoyos, una arquitecta bilbaina y poeta aficionada, seguidora del blog, nos escribe para contarnos una historia poco más que sorprendente que hemos decidido transcribir tal cual nos ha llegado.
Leer a Thomas Bernhard es un acto de reconciliación con el pasado, con el oficio de escritor, con la soledad y, sobre todo, con la vida misma. Es el vuelo circular de la muerte, el apoderamiento de las conciencias ajenas. Leer a Thomas Bernhard es exprimir la vida hasta caer rendido.
No existe un método infalible para escribir una novela, no existen los famosos «diez pasos» para escribir una novela, ni veinte, no existen recetas milagrosas, ni guías sencillas, ni pócimas mágicas, ni atajos, ni pastillas de colores.
Entre la casa de empeños de Pilestradet, el café Oplandske, la oscuridad de los portales de Torvgaten y al abrigo del bosque de Bogstad, deambula en círculos casi perfectos un escritor sin nombre.
¿Es posible que cincuenta años más tarde, un día, el escritor relea un texto propio y se identifique completamente con él hasta el punto de poder haberlo escrito esa misma mañana?
Frases que se enroscan en partículas de polvo, pensamientos que trepan por los hilos de una vieja cortina, miradas que van de una orilla a otra, de una ventana a un lienzo en blanco. Brochazos, gestos y la vida misma que revolotea entre las vigas de una casa de verano en la costa escocesa.
Uno puede intentar abordar su lectura ataviado con una brújula, dos cantimploras y un mapa del territorio; o, por el contrario, acompañar a su protagonista a través de los laberintos de su conciencia, de los espejos y los sueños, como un niño va de la mano de su madre o padre, el primer día de escuela: confiado, pero cauteloso.
Para los escritores, este libro, es una guía que organiza la doctrina fijada en la gramática española, para emprender el camino hacia el estilo propio. Es una guía para la enseñanza y, sobre todo, para entendernos.
Títulos de Musil, Melville, Jelinek, LagerlÖf y tantos otros, apenas se encuentran en las librerías, ni siquiera en plataformas digitales. en ocasiones no puedo incluir títulos de magníficos escritores en los clubs de lectura porque no se pueden adquirir.
Novelas, relatos y otros escritos para leer en la hamaca y no columpiarte. Por Eva Losada Casanova
Aquí uno deja fuera los problemas, los semáforos y atascos, las facturas e hipotecas, los proveedores y clientes, el fútbol y la política, los niños o parientes, o cualquier otra cuestión ajena al arte y oficio de escribir.
Leer a Faulkner, en ocasiones, es un acto de entrega incondicional a lo desconocido. Adentrarse sin linterna en una caverna oscura, listo para ser puesto a prueba. Cuando uno decide sobrevolar el universo del rompecabezas El ruido y la furia, debe armarse de confianza, la confianza en la Literatura, la otra Literatura.